martes, 1 de marzo de 2011

POETAS NEGROS DE LA LITERATURA

Alfonsina Storni , una poetisa de nacionalidad argentina, y César Vallejo, peruano, son dos grandes artistas de Latinoamérica.

Alfonsina Storni cuenta con obras cuyas características son de obras románticas, con una carga de rencor hacia el sexo masculino, pero uno de los hechos que marcaría su poesía sería el diagnóstico de cáncer de mama y otras circunstancias que la llevaron a deprimirse y cambiar su carácter, algo que se vio reflejado en su poesía, estos sentimientos fueron tan grandes que la llevaron hasta el punto de suicidarse.

Por otro lado, César Vallejos, en el los poemas se caracterizaban por una tendencia a hablar sobre su insatisfacción de vivir, además de una obstinado sentimiento de dolor provocado por la vida. Todo esto es alimentado por experiencias como el desamor, el ser encarcelado injustamente, así como su contacto directo con la explotación de los indios, cuestión que lo hace familiarizarse con el marxismo.

Estas características, un poco oscuras, melancólicas y dolorosas, son reflejadas en las obras de estos escritores, que les gana el nombre de los poetas negros de Latinoamérica.




Tú que nunca serás...

Sábado fue y capricho el beso dado,
capricho de varón, audaz y fino,
mas fue dulce el capricho masculino
a este mi corazón, lobezno alado.

No es que crea, no creo; si inclinado
sobre mis manos te sentí divino
y me embriagué, comprendo que este vino
no es para mí, mas juego y rueda el dado...

Yo soy esa mujer que vive alerta;
tú, el tremendo varón que se despierta
y es un torrente que se ensancha en río

y más se encrespa mientras corre y poda.
¡Ah, me resisto, mas me tienes toda,
tú, que nunca serás del todo mío!
Alfonsina Storni


En el rincón aquel, donde dormimos juntos...

En el rincón aquel, donde dormimos juntos
tantas noches, ahora me he sentado
a caminar. La cuja de los novios difuntos
fue sacada, o talvez que habrá pasado.

Has venido temprano a otros asuntos
y ya no estás. Es el rincón
donde a tu lado, leí una noche,
entre tus tiernos puntos
un cuento de Daudet. Es el rincón
amado. No lo equivoques.

Me he puesto a recordar los días
de verano idos, tu entrar y salir,
poca y harta y pálida por los cuartos.

En esta noche pluviosa,
ya lejos de ambos dos, salto de pronto...
Son dos puertas abriéndose cerrándose,
dos puertas que al viento van y vienen
sombra a sombra.
CESAR VALLEJO

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